Calidad en tiempos de crisis. Certificación de procesos (II). Certificación de pruebas

Dos son las certificaciones más extendidas por lo que a procesos se refiere: la certificación de la prueba y la certificación del proceso de impresión.

En la entrada de hoy dedicaremos espacio a la certificación de pruebas:

La certificación de la prueba se basa en determinados dispositivos de obtención de pruebas, consistentes en un software especializado, una impresora de chorro de tinta para pruebas (por lo general. Otras opciones son posibles) y un colorímetro o espectrofotómetro.

Este dispositivo debidamente linearizado y calibrado permite realizar emulaciones de una determinada salida basada en especificaciones normativas, a las que se incorporan determinados parches de control que posteriormente deben ser medidos mediante el espectrofotómetro de tal manera que comparando los valores colorimétricos que se obtienen con los que se deberían obtener, se obtenga la correspondiente diferencia de color, determinando la certificación de la prueba si tal diferencia de color es menor que la establecida en como rango de tolerancia.

Existen variantes de certificación basadas a las cuales se añade la valoración densitométrica (Brunner System) que básicamente funciona de igual manera pero mediante un software dedicado propio y basado no solo en la colorimetría  sino además en el análisis en las funciones densitométricas conocidas.

En todo caso esta certificación debe contemplarse como un paso básico en el control de calidad de los procesos. No cabe duda que la tendencia actual y futura pasa por basar la impresión en la norma publicada -ISO 12647- , un punto de apoyo firme para configurar las relaciones dentro de la industria y con los clientes (a ello dedicaremos la próxima entrada).

Debido a ello y dadas las mejoras introducidas en la obtención de pruebas, ¿quién no recuerda las obtención de las antiguas pruebas de color?, poco sentido tiene no disponer de un sistema de estas características (es relativamente barato) o si se dispone de él, menos sentido tiene infrautilizarlo, o peor aún, usarlo mal (sí, ciertamente podemos encontrar pruebas que presentan la tira de control Ugra/FOGRA Media Wedge (de cara al cliente queda “cool”), pero que no se ha certificado (en estos casos en colaboración con la ignorancia del cliente, claro)

La certificación de pruebas, sin ser la panacea, (hay mucho que decir por lo que respecta a la tolerancia de la certificación) es sin duda una herramienta clave en la mejora de los procesos pudiendo evitar costosas reclamaciones y reprocesados. La certificación de pruebas debe ser contemplada como un proceso en si mismo, se deben desarrollar los procedimientos adecuados y acompañar con la formación necesaria de los recursos humanos asignados. Sin duda los ahorros generados compensarán con creces el coste y el esfuerzo.

Calidad en tiempos de crisis. Certificación de procesos (I)

Ya en las primeras entradas de este blog indicábamos que muchas empresas gráficas habían optado por La certificación del sistema como medio de lidiar con las crecientes exigencias en ese sentido por parte de la administración y de los clientes. También indicábamos que esta certificación probablemente ayudara en la organización de la empresa (sobre todo a aquellas que por ser pequeñas, familiares o ambas cosas, estaban menos familiarizadas con los eficientes métodos de gestión empresarial). No obstante, a pesar de su potencial, somos conscientes de que esta certificación se puede malemplear, utilizándose para obtener el sello que avale que estamos “dentro”.

Independientemente de su correcto uso, se ha seguido evolucionando en esta línea como también hemos indicado lanzándose a otras certificaciones que puedan ayudar a obtener es plus añadido de marketing: así, acabamos de desplegar en las últimas entradas un listado de empresas de nuestro sector gráfico certificadas en Cadena de Custodia (bien en FSC, bien en PEFC o en ambas) a las cuales felicitamos por ello, ya que independientemente de sus motivos, supone un paso adelante en la racionalización del uso de nuestras materias primas.

Un paso más, también de interés (aunque como siempre supone el desembolso de una importante cantidad económica y su mantenimiento posterior) es la certificación de los procesos a partir de los requisitos normativos.

La certificación de los procesos complementa la certificación del sistema habida cuenta que la certificación del sistema es tan sumamente genérica (como no podía ser menos dado su carácter generalista).

La certificación de procesos añade el componente de especialización necesario al trabajo dado. Esta certificación, aunque basada en una o varias normas de calidad, por lo general de rango internacional (por ejemplo ISO 12647), no es “oficial” en el sentido de que no la concede un organismo de calidad sino una institución de carácter privado y por lo general de reconocido  prestigio (por ejemplo FOGRA).

Esta certificación se está extendiendo en nuestras empresas (concretamente la mencionada certificación FOGRA de la ISO 12647)  al igual que certificaciones semejantes se están dando en otras áreas del planeta (La Printing Industries of America PIA dispone de servicios similares en certificación de tintas, de gestión de color,…).

No cabe duda de que es un paso adelante, pero… ¿Insustancial? ¿Interesante? ¿Necesario? ¿Asumible? ¿Imprescindible?…