IN MEMORIAM

Alicia Jiménez García
1933-2020

Mozart. Misa de Réquiem en re menor, K.626 (Fragmento)

Nuestra madre ha muerto, descanse en paz. En su carnet de identidad figuraba el nombre de Elicia. Nombre poco común, pero existente. No obstante lo atribuimos a un error administrativo, puesto que no existe referencia a tal nombre, ni en la familia, ni en el santoral, las fuentes habituales del origen de los nombres en la época en que nació. A ella le gustaba Alicia y así lo hacemos constar.

Parte 1

Hace unos años, participamos en la publicación de un libro sobre nuestro pueblo. Recopilamos fotos de las familias que han habitado y habitan en el mismo. Esta fotografía que se muestra tenía un origen incierto. No sabíamos quien era la niña e incluso pusimos algún cartel por el pueblo con la pregunta: ¿Conoce a esta niña? a modo de campaña publicitaria y  ya de paso intentar documentar la imagen.
Al verla, nuestra madre exclamó: ¡anda, pero si soy yo!
En la imagen aparenta tener unos 3 años por lo tanto está tomada en torno al año 1936. La foto tiene el mérito al estar tomada en un pueblo perdido de la sierra de Gredos y de forma casual. Se lo agradecemos al fotógrafo, quienquiera que fuera.

Parte 2

Esta es una foto de su juventud. Podemos deducir por su aspecto que se tomó en los años posteriores a su boda, con nuestro padre, Jesús. Tampoco es una foto de estudio, posa en el exterior, probablemente en un evento típico como una fiesta o una boda.

 
Mujer resolutiva, se sacaría el carnet de conducir tipo C, que le permitía conducir los taxis del negocio familiar, apoyando así a su marido, nuestro padre, toda una institución en un pequeño pueblo como el nuestro, donde el servicio de taxi trascendía de su mera función empresarial para ser una institución social. Sospecho que pocas mujeres habría en esos años que tuvieran este tipo de carnet y menos en un pequeño pueblo como el nuestro. 

Parte 3

Nuestra madre recientemente en la última visita al pueblo. Aunque con la mirada un poco apagada por el peso de la edad, muestra una franca sonrisa que refleja su paz interior.
En todo momento ha estado acompañada de sus hijos y desde luego, no le ha faltado el cariño.
La muerte hace 31 años de su marido, a quien tanto quería, y su profundo sentimiento religioso, hacía que  la muerte para ella no fuera algo negativo sino todo lo contrario, una reunión con sus otros seres queridos.

Parte 4

Estos últimos meses, desde el pasado mes de mayo, toda la familia, como una piña, los hemos pasado en el Hospital Ramón y Cajal.
Durante este tiempo hemos estado junto a nuestra madre como acompañantes las 24 horas. Somos muy conscientes que no en todos los hospitales se ha podido dar esta circunstancia y por lo tanto, de la suerte que hemos tenido.

En el último ingreso, desde el viernes 18 de septiembre, cuando ya era previsible el desenlace final, y a pesar del agravamiento de las circunstancias relacionadas con el COVID, el personal de este hospital nos ha dado todo su apoyo, nos ha proporcionado dos pases de acompañante las 24 horas, por lo que nuestra madre ha estado acompañada hasta el último momento por dos de sus hijos, y la han tratado con una profesionalidad y humanidad más allá de lo que puede considerarse normal.

Es por ello que queremos expresar nuestro inmenso agradecimiento a todo el conjunto de profesionales del hospital Ramón y Cajal y especialmente al departamento de Plástica, a todos los doctores: Dr. Benito, Dra De Juan, Dra Segovia,… así como a las enfermeras y enfermeros: Jesús, Rocío,… celadores y auxiliares. A los médicos internistas que con tanto tacto han llevado la situación. A los doctores responsables del servicio de cuidados intensivos por valorar la posibilidad de su ingreso en el mismo a pesar de las circunstancias y de las pocas posibilidades de mejora.
A todos los profesionales de la planta 10 donde pasamos los meses de verano y a los de la planta 11 donde pasó su último ingreso.

A todos ellos, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.

Sus hijos Ana, Lorenzo y Jesús.