Por fin he dispuesto de tiempo para leerme la primera entrega –Tierra– de la tetralogía La cima del Atlas de mi buena amiga María Godoy. Tarea pendiente desde hace meses pero que hasta ahora no había podido acometer.
Esto es buena señal ya que indica que se va acercando el verano, una estación ideal para ejercer el sano arte de la lectura reposada, preferiblemente a la sombra, y con una cerveza o líquido refrescante similar al gusto.
Recomiendo por lo tanto la aventura de leer este libro, y ya estoy deseando continuar con la lectura de los sucesivos, ya que aunque el libro funciona de forma autónoma y tiene su desenlace, está claro que deja pendiente la trama del conjunto que se irá desarrollando en las posteriores entregas.

La imaginación de María es desbordante por lo que nos presenta un escenario que te atrapa desde las primeras páginas y donde nos presenta un escenario imaginario en el cual mezcla en cuidadas dosis realidad y ficción, recurriendo con naturalidad a varias disciplinas tales como las matemáticas, la historia, la ingeniería, la sociología… para conducirnos a través de este universo propio que profundiza en las relaciones humanas y todo ello aderezado con mucha intriga y acción.
Felicito a María por este excelente libro y ya espero las próximas que, esas sí, las degustaré a la sombra de los lilos, con el rumor del río y el piar de pajarillos de fondo y una… o más cervecillas fresquitas. ¡Hala!, ya está desvelado parte de mi plan para el verano (hay más).