La limpieza es una importante característica a tener en cuenta en la manipulación de originales analógicos, tanto opacos como transparentes así como en los originales digitales.
Estos no deben presentar manchas, motas, ralladuras, distorsiones, aberrraciones cromáticas, ni ningún otro elemento que no perteneciendo a la imagen que porta el original pueda producir defectos en el tratamiento, añadiendo ruido a la salida.
Para ello es esencial que el original se reciba, trate y archive si ese es el caso, siguiendo un método adecuado (recogido en el procedimiento o instrucción de trabajo correspondiente según se estime oportuno) y que incluya la verificación de ausencia de defectos de origen, la limpieza obligada previa al tratamiento que corresponda.
En los originales digitales podemos encontrar defectos debidos a aberraciones en óptica del aparato con el cual se ha generado (escáneres o cámaras digitales) o debido a una mala limpieza del cristal de exposición debido a procedimiento inadecuado. Se debe evaluar si el defecto puede ser corregido.
Los originales físicos pueden presentar suciedad en forma de veladuras, manchas o motas que en buena parte de los casos pueden ser removidas con un procedimiento de limpieza adecuado.