Es recomendable disponer de equipos de tratamiento de tal manera que permitan una visualización correcta para realizar una adecuada valoración.
Asimismo es recomendable disponer como mínimo de un puesto de tratamiento y retoque integrado en una gestión de color efectiva con el fin de poder obtener pruebas “soft” o de pantalla, aunque la situación ideal pasa por implementar la gestión de color en toda el área de producción con el fin de conseguir un proceso de trabajo fluido y sin cuellos de botella.
El original digital por lo general lleva asociado un perfil asignado por el dispositivo con el cual ha sido generado. Si no es así debe asignársele un perfil de entrada de propósito general con una gama próxima a la gama del dispositivo de salida, que permita mantener la información sin que varíe excesivamente el color con respecto al originario captado por el dispositivo de digitalización y se ajuste a las posibilidades reales de reproducción.
Este original digitalizado y registrado deberá ser abierto mediante un programa de tratamiento de imágenes (p.e. Photoshop) y mostrado en un monitor calibrado para su evaluación (original visualizado). Según las especificaciones, podrá ser impreso con este mismo fin en una impresora de pruebas (prueba de color).
Es por ello que es sumamente importante que los dispositivos empleados en esta tarea estén perfectamente calibrados (monitores, impresoras de prueba) y dispongan de un perfil que describa su comportamiento de tal manera que tanto la visualización como la impresión sean las correctas mostrando el color que se va a obtener en la salida sin variaciones.