Una vez que disponemos de un entorno de trabajo perfectamente ordenado, limpio y en el cual solo se hallan los elementos necesarios, se implementa la siguiente fase que consiste en normalización o estandarización (seiketsu).
Su función principal consiste en detectar irregularidades, hecho este que se ha simplificado tras las actuaciones previas.
La detección de anomalías se simplifica tanto que debe incluso operar, en buena parte de los casos, de forma inconsciente (si disponemos de un aparador con las herramientas necesarias asociadas a la tarea y tales herramientas están dispuestas con orden, con su ubicación prefijada de antemano, es posible detectar la ausencia de una herramienta de forma visual y de manera prácticamente inconsciente).
Lógicamente esta etapa debe fundamentarse sobre las etapas precedentes siendo así que su cumplimiento continuado refuerce la clasificación, el orden y la limpieza (observemos su parentesco con acciones de mejora continua).
Aspectos a destacar relacionados son:
- La formación de los trabajadores en la estandarización y en la lógica del proceso así como las ventajas asociadas.
- Plantear actuaciones basadas en el control visual (cada cosa en su sitio y un sitio para cada cosa).