Una pauta bastante llamativa en lo que se refiere a publicaciones sobre nuestro sector es que el cuerpo de la fuente empleada es inversamente proporcional al contenido sobre diseño que vehicule dicho libro. O lo que es lo mismo, buena parte de los libros sobre diseño gráfico utilizan un cuerpo de entre 9 y 8 puntos, lo cual quedará muy “cool” pero que dificulta enormemente la lectura (para darle más morbo, también es habitual que el texto vaya impreso a color, tono pastel, como no).
Lo cierto es que el tamaño, como bien sabemos sí importa, y éste debe ser acorde con el público al que va destinado: niños y ancianos cuerpos grandes, 12 y + y a resto de los mortales que, por favor, no tengamos que pelearnos con cuerpos ocho.
Los títulos, que se lean al primer golpe de vista, potentes, ya que deben trasmitir las ideas principales así que deberemos ser generosos y utilizar también adecuadamente el tamaño de los cuerpos en los subtítulos, ladillos y otros textos
complementarios de tal manera que siempre favorezcan la lectura y la faciliten (contrastando con el cuerpo del texto general).
Tenga siempre presente el señor diseñador que los textos son para leer, por cortos que estos sean o por poca importancia que se le conceda. De todos los elementos gráficos con los cuales trabajamos, los textos son los que requieren un mayor esfuerzo de interpretación por parte del lector.
Téngase en cuenta también la relación del tamaño con la longitud de las líneas, evitando siempre el forzado del interletrado cuando esta combinación no es la adecuada. Es posible observar el sacrificio de la legibilidad por la utilización de un recurso impactante a nivel de diseño (p.ej. abuso de silueteados que son recorridos forzadamente por textos que se
dislocan con estrépito).
Por cierto, me acabo de dar cuenta que el cuerpo de las entredas en este blog es batante míni, la verdad es que viene impuesto por las circunstancias (viene dado). El caso es que nadie se ha quejado pero no obstante y para ser consecuentes con lo que decimos, experimentemos…